Cabe mencionar que un dogma se define cuando una verdad de fe es cuestionada, no cuando esta se presenta por primera vez. Por ejemplo, la enseñanza de la Trinidad se convirtió en dogma en el Concilio de Éfeso en el 431 debido a una disputa entre cristianos trinitarios y arrianos. Tal división de opiniones no habría tenido lugar durante la vida de los primeros apóstoles porque conocían a Jesús íntimamente. Pero a lo largo de los siglos, la historia y la teología pueden transmitirse de manera errónea, de ahí la necesidad de organizar concilios para fortalecer y reiterar la doctrina de la fe.
En medio de una pandemia mortal, los médicos y científicos están trabajando en la búsqueda de una vacuna para evitar que la gente se enferme. Se podría decir, usando una alegoría, que la gracia de Cristo, obtenida mediante su muerte y resurrección, es el "remedio" para quienes han nacido con la “enfermedad” del pecado. La Inmaculada Concepción es más como una vacuna, recibida antes de cualquier exposición a la enfermedad. ¿Cómo podría Dios salvar a María si ella no tenía pecado? De la misma forma que un médico nos salva de la enfermedad al vacunarnos contra ella. Por tanto, es razonable pensar que María debe haber sido purificada (o salvada) del pecado original para poder llevar al Hijo de Dios en su seno.
La naturaleza inmaculada de María, por supuesto, no se debió a sus propios méritos, sino a la gracia salvadora de Dios. Para producir un Salvador sin pecado en su vientre, la Inmaculada Concepción no era necesaria, pero es conforme con los medios que Dios ha elegido para descender a la Tierra. Dios, en su omnipotencia, podía haberse encarnado por cualquier otro medio, podía haberse convertido en un hombre en un abrir y cerrar de ojos si así lo hubiera querido. Pero con perfecta humildad, se entregó al cuidado materno de una mujer judía aparentemente como las demás; pero que, por esta elección específica de Dios que la convirtió en el Arca de la Nueva Alianza, se convirtió, por el contrario, en extraordinaria.
Adaptado de un artículo de René Albert para Patheos, julio de 2020.