La hermana Lucía, una de las tres videntes de Nuestra Señora de Fátima, en Portugal, dijo repetidamente que las oraciones y los sacrificios por la conversión de los pecadores son el punto fundamental de la devoción al Inmaculado Corazón de María. Al padre Thomas McGlynn, un dominico estadounidense que quería esculpir una estatua de Nuestra Señora de Fátima y le preguntó cuál era su mensaje, le respondió: “La conversión de los pecadores y el regreso de las almas a Dios. Esta idea se repitió en todas las apariciones; por eso considero que es la esencia del mensaje” (estrictamente hablando, la Santísima Virgen solo tocó este tema en tres apariciones, la primera, la tercera y la cuarta; pero también se menciona en las tres apariciones del ángel en 1916, es decir, en seis de las nueve apariciones).
Asimismo, el 12 de agosto de 1946, en una conversación con John Haffert, uno de los fundadores del Ejército Azul, cuando hablaron de este punto específico, la hermana Lucía le dijo:
—¿Cuál es la principal petición de Nuestra Señora?
—El sacrificio.
—¿Y a qué se refiere con “sacrificio”?
—Por “sacrificio”, Nuestra Señora dijo que se refería al fiel y diario cumplimiento de los deberes de estado de cada uno.
—¿Pero no es importante el Rosario?
—Sí, porque debemos orar para obtener la fuerza que necesitamos para cumplir con nuestro deber diario.