En una carta reciente a un grupo de trabajo antimafia dirigido por el padre Stefano Cecchin, presidente de la Pontificia Academia Mariana Internacional, el papa Francisco llamó a "liberar la figura de Nuestra Señora de la influencia de organizaciones criminales".
"La devoción mariana es un patrimonio religioso y cultural que hay que salvaguardar en su pureza original, liberándola de superestructuras, potestades o condicionamientos que no respondan a los criterios evangélicos de justicia, libertad, honestidad y solidaridad", subrayó el papa Francisco.
El objetivo de esta organización antimafia es acabar con la influencia de la misma en los eventos religiosos y los lugares dedicados a la Virgen. Cuando hablamos de la “mafia” en Italia, nos referimos a una realidad extremadamente multifacética que impregna todos los aspectos de la vida diaria. El padre Cecchin dijo que la nueva organización luchará contra la "espiritualidad desviada" patente en varios sectores de la sociedad italiana, donde parece normal honrar a la Madre de Dios y a los padrinos de la mafia al mismo tiempo.
En mayo de 1993, el papa san Juan Pablo II se opuso a la mafia y describió a la Cosa Nostra como "una cultura de muerte" y "enemiga de la dignidad humana y la paz civil", y exclamó: “en el nombre de Cristo, digo a los involucrados: ¡Convertíos! ¡Un día se enfrentarán al juicio de Dios! ¡Que la armonía reine en esta tierra que es suya!".
Estas palabras improvisadas al final de una Misa al aire libre en la que san Juan Pablo II pidió a los mafiosos que se convirtieran, que cambiaran de ruta o, de lo contrario, se enfrentarían a la ira del Juicio de Dios, marcaron un punto de inflexión en la historia de la Iglesia en Italia. ¡La intersección entre el crimen organizado y la veneración de la Virgen María no se limita a Italia!
Adaptado de un artículo publicado en Crux Now, agosto de 2020.