En 1936, Marta Robin, la mujer con estigmas de Châteauneuf-de-Galaure recibió una profecía del Señor anunciando una inmensa efusión del Espíritu, precedida por un gran desierto y una purificación. Y este Pentecostés universal es evocado a través del prisma de Francia, pero por supuesto concierne al mundo entero:
"Francia va a descender al fondo del abismo, hasta el punto de que ya no veremos ninguna solución humana para la recuperación. Se quedará sola, abandonada por todas las otras naciones que se alejarán de ella, después de haberla llevado a su postración; pero no se quedará mucho tiempo en esta situación extrema, será salvada, no por las armas ni por el genio de los hombres, porque ya no le quedará ningún recurso humano...
Francia se salvará porque Nuestro Señor intervendrá a través de la Santísima Virgen. Ella es quien salvará a Francia y al mundo. Dios intervendrá a través de la Santísima Virgen y el Espíritu Santo: será el nuevo Pentecostés, la segunda venida del Espíritu Santo”.
Padre Joël Guibert, sacerdote de la diócesis de Nantes, en Bretaña (Francia). Extractos de su libro L’Heure est venue (La hora ha llegado), publicado por ediciones Téqui (Paris), en mayo de 2018, pág. 156.