Entre los puntos de devoción al Inmaculado Corazón de María, dos de ellos requieren solo un esfuerzo limitado. Todos los católicos deberían interesarse por ponerlos en práctica. Estos dos puntos son: la consagración al Inmaculado Corazón de María y el uso del escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Hablemos hoy sobre el uso del escapulario.
La solicitud de usar el escapulario no aparece en las peticiones verbales de Nuestra Señora de Fátima. Pero se dio el 13 de octubre, durante la sexta aparición. De hecho, al final de la aparición, la Santísima Virgen apareció vestida como Nuestra Señora del Monte Carmelo, tal como lo había anunciado durante la aparición anterior, sosteniendo un escapulario en la mano. La hermana Lucía1 le concedió una gran importancia. Cuando se le preguntó qué le hizo pensar que era Nuestra Señora del Monte Carmelo, respondió: "Algo colgaba de su mano”.
La palabra "escapulario" proviene del latín escapulae, que significa “hombros”. El escapulario es una larga tira de tela que cubre los hombros, a menudo dotada de una capucha y que llega hasta los pies por delante y por detrás. La mayoría de los religiosos lo usan sobre sus túnicas. El escapulario de Monte Carmelo, que es una versión más pequeña, está compuesto por dos piezas de lana tejida de color marrón, rectangular o cuadrada, unidas por dos hilos para que se pueda usar, una pieza sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Una costumbre piadosa, no obligatoria, también le coloca una imagen de la Santísima Virgen.
Varias veces la hermana Lucía le insistió al padre Rafferty en la importancia del escapulario, especialmente el 15 de octubre de 1950. "Nuestra Señora —dijo Lucía— traía el escapulario en sus manos porque quiere que lo usemos”.
1 Una de las tres videntes de Fátima
Yves de Lassus, presidente de Cap Fátima 2017