0 10 mayo - Dalmacia: Madonna de la Santa Casa de Nazaret (1291)

Los vecinos forman una comunidad espiritual rezando el Rosario

En Kansas City, Estados Unidos, Erin no esperaba recibir esta invitación de un vecino: “Vamos a ver el Super Bowl y a rezar el Rosario antes, ¿quieres venir?”. "Pensé que estaban bromeando", dijo ella, pero sus vecinos, Jennie y Kevin, hablaban en serio. Hace unos dos años se les ocurrió pedirle a Erin, a su esposo Tom y a sus hijos que rezaran el Rosario con ellos en su casa. Erin y su familia, recién instalados en el vecindario, quedaron gratamente sorprendidos por la invitación.

Desde entonces, Jennie y Kevin han seguido invitando a otros vecinos a rezar el Rosario el domingo por la noche y, a menudo, a quedarse para tomar una copa y conversar. "¡Una noche del verano pasado éramos 39 en la sala de estar! A medida que participan más familias, otras parejas del vecindario han comenzado a formar su propio grupo del Rosario. Dos factores contribuyeron a este éxito: intenciones y apertura a los demás”.

"Proponerles a las personas que digan sus intenciones de oración es muy importante porque nos permite conocer las heridas y alegrías de cada uno y rezar juntos", dice Jennie. Explica que, por ejemplo, cuando un vecino se somete a una operación, el grupo se encarga de llamar a la familia para preguntarles cómo están, llevarles de comer y ofrecerse para cuidar a los niños.

"La gente viene por la Virgen María —agrega—. Vienen por amistad, por comunión también. No buscan asistir solo a una velada social”.

“Antes, el Rosario me parecía largo y tedioso, demasiado repetitivo. Mi experiencia ha cambiado al 100% desde que empecé a orar con mis vecinos. Se ha convertido en un momento que esperamos con impaciencia”, dijo Kevin.

Adaptado de un artículo de Moira Cullings publicado el 6 de febrero de 2020 en Catholic News Service.

Catholic Philly

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