El Inmaculado Corazón de María es una devoción católica al Corazón de la Virgen María, como símbolo de cuán absoluta fue su fe, su confianza y su aceptación de Cristo en lo más íntimo de su corazón. También representa su pureza total, Ella que está libre del pecado original (dogma de la Inmaculada Concepción). La festividad del Inmaculado Corazón de María se celebra el sábado después de la solemnidad del Sagrado Corazón (19 de junio).
La devoción al Corazón de María es antigua: en el siglo XVII, san Juan Eudes la propagó, uniéndola con la del Sagrado Corazón de Jesús. En el siglo XIX, una festividad del "purísimo Corazón de María" existía en ciertos lugares, el sábado siguiente a la del Sagrado Corazón.
El papa Pío XII, en 1942, en el apogeo de la Guerra Mundial, consagró el género humano al Inmaculado Corazón de María, lo que Nuestra Señora le había pedido en Fátima en 1917, para ponerlo bajo la protección de la Madre del Salvador. Luego extendió esta festividad a la Iglesia Universal en 1944, fijándola para el 22 de agosto dentro de la octava de la Asunción. Quería obtener, por intercesión de la Santísima Virgen, "la paz de las naciones, la libertad de la Iglesia, la conversión de los pecadores, el amor a la pureza y a la práctica de las virtudes".
La reforma del calendario de 1969 pospuso esta festividad al sábado después de la festividad del Sagrado Corazón: una hermosa oportunidad para pensar en reparar también las ofensas cometidas contra el Corazón de María.