Gracias a una novena, recordaremos que Celia Martin descubrió su vocación profesional y que, más tarde, Teresa recibió la gracia de la sonrisa de la Virgen María con la que comenzó su recuperación.
Luis y Celia Martin tuvieron durante toda su vida una devoción particular a la Virgen María. Entronizaron una estatua de la Inmaculada en su casa y ante ella la familia se reunía para rezar. Padres de santa Teresa del Niño Jesús, Luis y Celia son los primeros esposos en haber sido canonizados junto. La Iglesia, al hacer esto el 18 de octubre de 2015, quiere mostrar cómo los esposos Martin encontraron el camino a la santidad en el sacramento del Matrimonio. Así, la fecha de su matrimonio, el 12 de julio, se convirtió en su festividad.
Por ello, del 3 al 11 de julio de 2020, rezaremos una hermosa novena por nuestras familias. La novena fue preparada por el santuario de Alenzón. Al vivir en su compañía esta novena, recordaremos las gracias que ellos mismos recibieron por medio de esta práctica de piedad.
La santidad de esta pareja tan especial es conyugal, por el amor y comunión que los une el uno al otro, incluso después de la muerte. "El recuerdo de su madre me acompaña constantemente", escribió a sus hijas Luis Martin al volver de su viaje a Constantinopla.
Su santidad es familiar. Esta les hace entregarse a sus nueve hijos y confiárselos a Dios. Deseosos de transmitirles la fe que ellos mismos recibieron, sus hijos se muestran igualmente abiertos y disponibles a recibir lo que sus padres quieren transmitirles.
Su santidad es social. Su santidad no los encierra en sí mismos, sino que los abre al mundo que los rodea y los hace estar atentos a los más débiles, con un deseo de justicia y caridad fraternas.
Su santidad es eclesial. Gracias a la participación en la vida parroquial y en diversos grupos (Conferencias de San Vicente de Paúl, Círculos Católicos, Propagación de la Fe...) y a la práctica de una vida de oración enraizada en la Iglesia y en la vida sacramental, Luis y Celia y sus hijos crecieron en la solicitud por los demás, así como en el amor a Dios y la confianza en su Providencia.
Que el Señor, a su vez, te llene de su gracia.
P. Thierry Hénault-Morel, Rector