Tan pronto como pensamos en María, Madre de Dios, Dios se vuelve concreto, vivo y presente entre nosotros, increíblemente familiar, accesible. A través de esta Mujer, la encarnación de Dios, la cruz, el perdón de los pecados, la esperanza de la vida eterna para ti, para mí, todo se vuelve plausible y deseable. Sin Ella, el cristianismo se vuelve vago, teórico, hipotético, sin aroma, moralizante, quizás improbable, en cualquier caso, inservible.
Ella trae a toda esta historia el sello real de autenticidad y de la Palabra sostenida. Está completamente en Dios por elección y por gracia. Ella sigue siendo toda de nosotros por su naturaleza y no por su origen, por su olor inalienable de hija nuestra.
R. P. Bruckberger1, en Marie, Mère de Jésus-Christ (María, Madre de Jesucristo), Ed. Albin Michel, París, 1991.
1 Raymundo Leopoldo Bruckberger es un sacerdote dominico, escritor, traductor, guionista y realizador francés nacido el 10 de abril de 1907, muerto en Friburgo el 4 de enero de 1998.