Monseñor José H. Gómez, arzobispo de Los Ángeles, California (Estados Unidos), en pleno periodo de confinamiento, dio este testimonio sobre san Juan Pablo II para celebrar el que sería su cumpleaños número 100, el 18 de mayo de 2020:
“En estos días, pienso mucho en san Juan Pablo II. Como muchos de ustedes saben, san Juan Pablo II ha sido una inspiración importante en mi vida y tuve el privilegio de ser nombrado obispo por él.
Él, a menudo, invocaba a María, nuestra Santísima Madre, como estrella de la Nueva Evangelización y, de hecho, en varias ocasiones, renovó la consagración de la Iglesia y del mundo a su Inmaculado Corazón.
Nuestra nación fue consagrada a María y es seguro que nuestra Santísima Madre la ha acompañado desde el principio. Los primeros misioneros llegaron a este continente bajo los auspicios de Nuestra Señora de Guadalupe. El primer obispo de nuestra nación invocó la protección de la Virgen y más tarde los obispos del país la nombraron patrona de los Estados Unidos de América.
El 1 de mayo de 2020, en un momento en que el mundo estaba abrumado por la pandemia de coronavirus, los obispos de los Estados Unidos renovaron la consagración de nuestro país a María bajo el título de Madre de la Iglesia.
San Juan Pablo II renovaba su consagración personal a María todos los días. Su profunda devoción mariana se refleja en su lema, Totus Tuus ("Soy todo tuyo").
María todavía está hoy con nosotros, como siempre lo ha hecho y siempre lo hará, ya que es la Madre de Jesús y también la Madre de la Iglesia.
María nos enseña la confianza para creer que el plan de amor de Dios se cumplirá, en nuestra vida y en la historia. ¡Hagamos todo por Jesús, a través de María! Ella es la Madre del amor hermoso y la santa esperanza. Y sabemos que, al final, su Inmaculado Corazón triunfará. Porque con Dios, nada es imposible”.
Monseñor José H. Gómez, arzobispo de Los Ángeles, California (Estados Unidos).
Adaptado de: New World of Faith, 6 de mayo de 2020.