La Virgen María le había pedido a la hermana Lucía de Fátima que diera a conocer al mundo la devoción de los primeros cinco sábados del mes que consiste, durante cinco meses consecutivos, en recibir la Sagrada Comunión, rezar el Rosario y meditar durante 15 minutos en los misterios del Rosario con deseo de reparación y confesarse dentro de ocho días con la intención de hacer reparación al Corazón de María.
Nuestra Madre prometió a quienes la practicaran, asistencia durante la muerte, con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas.
El 15 de febrero de 1926, regresando del jardín para vaciar la basura, la hermana Lucía vio al Niño Jesús que le preguntó, “¿Le has revelado al mundo lo que te pidió la Madre del Cielo?”.
Lucía reconoció que no, así que el Niño Jesús le dijo: “Es cierto que muchas almas ya me reciben cada primer sábado, en honor a Nuestra Señora y los quince misterios del Rosario, pero lamentablemente pocas llegan hasta el final y las que perseveran lo hacen para recibir las gracias prometidas. Las almas que hacen los primeros cinco sábados con fervor y con intención de reparación al Corazón de su Madre del Cielo, me complacen más que quienes hacen quince en la indiferencia”.
Equipo de Marie de Nazareth
Fuente: Nuestra Señora de Fátima (o Nuestra Señora del Rosario)