Durante sus contemplaciones sobre los años de predicación de Nuestro Señor Jesucristo, Ana Catalina Emmerich el 26 de diciembre de 1822 relató lo siguiente:
“A menudo escucho a la Santísima Virgen contarles a las mujeres que confían en Ella, por ejemplo, Juana de Cusa y Susana de Jerusalén, varios misterios relacionados con Nuestro Señor y consigo misma, los cuales Ella conoció, ya sea por una iluminación interior o por lo que le dijo santa Ana. Así, a menudo la escuché decirles a Susana y a Marta que, mientras llevaba a Nuestro Señor en su vientre, nunca sintió el más mínimo sufrimiento, sino una alegría interior continua y una felicidad infinita”.
También les dijo que Joaquín y Ana se habían conocido bajo la Puerta Dorada1, en una hora también dorada; que en ese lugar se les había asignado esa plenitud de gracia divina, en virtud de la cual solo Ella había recibido la existencia en el vientre de su madre por efecto de la santa obediencia y el amor puro de Dios, sin ningún tipo de mezcla de impurezas También les hizo saber que fue concebida sin la culpa original. La concepción de todos los hombres habría sido igualmente pura.
“Luego volví a ver todo lo que se refería a la gracia otorgada a los padres de María, desde la aparición del ángel hasta Ana y Joaquín, hasta su reunión bajo la puerta dorada, como siempre lo he relatado. Debajo de la Puerta Dorada, es decir, en la habitación subterránea que estaba debajo de esa puerta, vi a Joaquín y a Ana rodeados por una multitud de ángeles que brillaban con una luz celestial; estaban radiantes y eran puros como espíritus, encontrándose en un estado sobrenatural donde ninguna pareja humana había estado antes que ellos”.
Creo que era bajo la misma Puerta Dorada que se llevaban a cabo los juicios y ceremonias de absolución para las mujeres acusadas de adulterio, así como otras expiaciones.
1 La Puerta Dorada es la apertura más antigua realizada en las fortificaciones de la ciudad vieja de Jerusalén y probablemente data del siglo VI a. C. También llamada “Puerta de la Misericordia” o “Puerta de la Vida Eterna”, se encuentra en el medio del muro oriental. Habría sido usada para propósitos rituales en tiempos bíblicos. Según la tradición judía, el Mesías va a entrar a Jerusalén a través de esta puerta.
De acuerdo con las historias apócrifas, retomadas en La Leyenda dorada, los padres de la Virgen María, Joaquín y Ana, se encontraron en esta puerta dorada, después de que un ángel les anunciara que finalmente serían padres tras veinte años de matrimonio. Este episodio ha sido notablemente inmortalizado por los pintores Giotto y Durero. Para algunos, sería la puerta por la que Jesús pasó el Domingo de Ramos, con lo que también cobra importancia para el Mesías cristiano. Algunos también la identifican con la Puerta Hermosa mencionada en Hechos 3.
La vida oculta de la Virgen María, (cap XVII, “La Santa Virgen habla de los misterios de su vida”), por Catalina Emmerich, publicada en 1854. Jesus Marie