1 febrero – Bolivia: Nuestra Señora de Copacabana

El Rosario, una oración que facilita el discernimiento

El Santo Rosario es una oración muy útil cuando nos preguntamos si Dios nos llama a ser solteros, casados, religiosos o sacerdotes.

Las encuestas anuales de los sacerdotes recién ordenados informan regularmente que antes de ingresar al seminario, más del 70% de ellos rezaba regularmente el Rosario.

Si parto de mi experiencia personal, puedo pensar en al menos tres razones para rezarlo:

1. En tiempos de duelo o crisis, a la cabecera de un ser querido que está muriendo o mientras conduzco bajo una tormenta de nieve, es difícil rezar y concentrarse. El Rosario nos permite aferrarnos, literal y figurativamente, a algo divino. Sostener un rosario en las manos y deslizarlo entre los dedos mientras uno recita las oraciones puede ayudar a reducir la ansiedad y tener un efecto calmante, como un niño que se esconde y aferra a las faldas de su madre.

2. Oramos para pedir lo que necesitamos y le rezamos a Quien puede librarnos. A veces le pedimos a María que interceda ante Dios por nosotros que somos pecadores, diciendo, por ejemplo: “Ofrecemos este Rosario para pedir más vocaciones sacerdotales para nuestra diócesis”.

En este sentido, la fiesta de Nuestra Señora del Rosario (7 de octubre) se estableció en agradecimiento a María por su poderosa intercesión que permitió la victoria en la Batalla de Lepanto.

3. El corazón del Rosario es meditar en los misterios de la vida de Jesús y María. Cuando rezamos así el Rosario, no pensamos demasiado en las palabras de las oraciones. Las decimos a un ritmo más lento y regular. Se ha demostrado, incluso científicamente, que este tipo de recitación calma y mejora la concentración. Esta disposición interior, por tanto, facilita la reflexión sobre los misterios del Rosario, para poder imitar lo que contienen y obtener lo que prometen.

Por estas razones, lo más importante es rezar el Rosario, ya sea a solas o con otros, en la iglesia o en otro lugar. Ese Rosario cuyo mensaje esencial es en última instancia decir "sí” a la voluntad de Dios.

Monseñor Michael Owen Jackels, arzobispo de Dubuque (Iowa, USA), 13 de noviembre de 2019.

The Witness

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