En la ex-República Soviética de Kazajstán, donde los católicos representan solo el 1% de la población, la Iglesia experimentó una renovación durante el mes misionero extraordinario de octubre de 2019.
“Esta pequeña comunidad católica aprovechó este mes misionero extraordinario para renovarse espiritualmente y dar testimonio de Cristo al servir a la gente y aprender el idioma oficial del país”, dice el padre Leopold Kropfreiter, sacerdote austriaco de la congregación de los Siervos de Jesús y María, misionero en la república más grande de Asia Central desde 2008.
Bajo el régimen soviético, los cristianos mantuvieron viva su fe reuniéndose en secreto en casas para rezar. En palabras del obispo Peta, "Durante los años de dominación soviética, cuando los católicos se vieron obligados a vivir sin iglesias, sacerdotes y sacramentos, inventaron una especie de ‘octavo sacramento’: el Rosario. Lo único que podían hacer durante la persecución soviética era bautizar a sus hijos y rezar el Rosario. Hasta cierto punto, el Rosario reemplazó la falta de pastores”.
Después de la caída de la Unión Soviética, la Iglesia Católica de Kazajstán fue restaurada y los católicos se sintieron libres de practicar su fe en público. Las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Kazajstán se establecieron en 1994.
La visita del papa Juan Pablo II en septiembre de 2001 dio un nuevo ímpetu a la Iglesia ya renacida de Kazajstán. Según el obispo Peta, esta visita reveló al mundo una iglesia viva en Kazajstán. “Sin exagerar, puedo decir que la visita papal abrió un nuevo capítulo en la historia de nuestra Iglesia”.
La visita del Papa también fue una oportunidad para elevar el Santuario Mariano de Nuestra Señora Reina de la Paz, ubicado en el pueblo de Ozyornoye, al rango de santuario nacional. Las reuniones de jóvenes se llevan a cabo allí desde 1999. Según el arzobispo Peta, estas reuniones ayudan a profundizar la fe cristiana de los jóvenes y les ayudan a pensar en su futuro, matrimonio y familia.
“El Santuario Mariano —dice— refleja el fuerte carácter de la Iglesia de Kazajstán, es decir, una fuerte práctica de adoración eucarística y una devoción especial a la Virgen María”.
Hoy, el obispo Peta dice: “Kazajstán es un país bendecido, tal vez gracias a la sangre y las lágrimas de millones de mártires”.
Adaptado de: Robin Gomes