A los veinte, fue el Rosario y la consagración a Nuestra Señora (según el método de San Luis María Grignion de Montfort) lo que me dio un anclaje en un mundo que hervía alrededor mío, prometiendo todo tipo de respuestas a los problemas de la vida. Y yo estaba buscando respuestas.
Mis amigos dejaron la Iglesia Católica sacudida por el liberalismo y se fueron hacia pastos más verdes. La iglesia católica a la que iba no parecía tener ninguna respuesta. Asistí a una escuela católica y fui a Misa todos los domingos durante mi infancia y adolescencia. Sin embargo, ¡no supe nada sobre la presencia real sino hasta los 20 años!
Entonces algo sucedió. Asistí a algunas clases sobre la verdadera devoción a María de San Luis María Grignion de Montfort y comencé rezando una decena del Rosario todos los días (mientras escuchaba en mi mente a este aguafiestas: "La repetición de palabras es inútil... Eres una idiota". Sin embargo, perseveré y luego me dediqué a Nuestra Señora...
Conocí a mi esposo. Comenzamos nuestra historia de amor y nuestra boda con el Rosario... todos los días. Este es un compromiso que asumimos en común. Tuvimos hijos. Muchos niños. Habíamos rezado el Rosario tan a menudo, que podía parecer una práctica estéril. La vida estaba llena de distracciones, de pequeñas cruces y tareas diarias (...); pero era un compromiso y lo mantuvimos. Sabía que era algo bueno. Sabía que la Virgen María en Fátima había pedido rezar el Rosario por la familia.
Ahora veo los frutos. Veo alrededor mío un mundo completamente desorientado y le agradezco a Dios con lágrimas en los ojos lo que nos dio (...) sin ningún mérito de nuestra parte. Cometimos errores, pero teníamos el Rosario. Una familia que reza unida permanece unida. Sé que eso no es todo. Pero si tenemos un corazón abierto, el Rosario nos da la gracia para hacer los cambios necesarios cuando haya que hacerlos.
Cuando los niños estaban heridos o enfermos, cuando yo también estaba muy enferma, cuando mi esposo estaba en el hospital y no teníamos dinero para pagar su atención médica, a través de tragedias, accidentes e incendios; cuando no entendía por qué Dios había permitido todo eso (...), rezamos el Rosario. Gracias, Dios mío, por este Rosario. Quiero decir que todos nuestros hijos (incluidos los casados) ponen su fe en primer lugar, sean cuales sean sus dificultades. ¿Tu Rosario carece de fervor y está lleno de distracciones? Persevera. Sigue rezándolo.
Solo ahora estoy comenzando a comprender mejor la belleza, el misterio, el crecimiento profundo, interno y espiritual que puede darse a través del Rosario. Me alegro de que Dios sea muy, muy paciente. Nos dio un regalo de gran valor. ¡No lo des por sentado y no pases un día sin rezarlo!
Adaptado de: Leane Vdp en el blog Spiritural Tidbits (Caramelos espirituales). El Rosario, 7 de octubre de 2019. Wordpress