En Chartres (Francia), la famosa reliquia del velo de la Virgen María se exhibe ahora en una nueva vitrina, desde julio de 2020.
Este velo de la Virgen fue donado a la catedral de Chartres en el 876 d. C. por Carlos el Calvo, nieto del emperador Carlomagno. El propio Carlomagno había recibido esta reliquia como regalo de la emperatriz Irene de Bizancio (antiguo nombre de Estambul, en la actual Turquía).
Los reyes más grandes se inclinaron ante este velo que habría sido usado por María el día de la Anunciación o de la Natividad. Esta reliquia esencial de la cristiandad ha sido venerada durante más de 1000 años y es objeto de grandes peregrinaciones marianas. “Esta reliquia, llegada a Chartres, es motivo de grandes peregrinaciones y sigue tocando corazones hasta el día de hoy”, explica el padre Emmanuel Blondeau, rector de la catedral.
Durante la Revolución Francesa, el preciado relicario fue saqueado y el velo cortado. Hoy solo queda una pieza en un relicario del siglo XIX. “Este tejido, que se dice tiene 2000 años, corría el riesgo de degradarse con el tiempo, por lo que se acordó que el relicario se colocara en una vitrina. Así se preserva el velo sin que la vitrina impida ver el relicario”, asegura el padre Emmanuel Blondeau.
No dudemos, en este tiempo de Natividad, en este mes de diciembre que es también de crisis, en venir a venerar y rezar a la Santísima Virgen, nuestra Madre, a través de esta reliquia muy probable de su vida en el momento de la Encarnación.
Adaptado de: Nouvelle Vitrine