Fue por un decreto, firmado el 11 de febrero de 2018, fecha del 160 aniversario de la primera aparición de la Virgen en Lourdes, que el papa Francisco hizo obligatoria para toda la Iglesia Católica de rito romano la memoria litúrgica de María, Madre de la Iglesia. El cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, explicó que esta decisión se había tomado "considerando la importancia del misterio de la maternidad espiritual de María que, mientras esperaba al Espíritu Santo en Pentecostés (cf. Hch 1, 14), nunca dejó de cuidar a la Iglesia peregrina de su tiempo”. El cardenal Sarah también estima que "la promoción de esta devoción puede favorecer, entre los pastores, religiosos y fieles, el crecimiento del sentido materno de la Iglesia y de la verdadera piedad mariana".
El término "Mater Ecclesiae" ya había sido utilizado por san Pablo VI, el 21 de noviembre de 1964, cuando promulgó la Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, cuyo capítulo VIII, dedicado por completo a María, explora su papel en el misterio de Cristo y de la Iglesia. El papa Pablo VI, que también profesaba una profunda devoción a la Madre de Dios, vio en ella "la síntesis más amplia de la doctrina mariana jamás elaborada por un concilio ecuménico, con el fin de poner de manifiesto el rostro de la Santa Iglesia, a la cual María está íntimamente vinculada".