El padre Joe McNerney, capellán del hospital a tiempo completo en la Diócesis de Portsmouth, Inglaterra, dijo que le llamó la atención la importancia de que los pacientes con coronavirus pudieran tener un rosario o una cruz mientras estaban en el hospital. Antes de la crisis de COVID-19, la capellanía de salud era un ministerio algo marginal.
“Creo que ahora entendemos la importancia de la capellanía hospitalaria, no solo en este período de pandemia, sino también cuando esta crisis haya terminado. Los seminaristas deben ser entrenados en este ministerio durante sus estudios", dijo, y agregó que “todo el camino de la capellanía ha cambiado enormemente" con la pandemia.
Las medidas preventivas y estrictas tomadas para los pacientes con el virus hace que “todo lo que estos pacientes ven sean nuestros ojos, todo lo demás está cubierto". Nos damos cuenta hasta qué punto comunicamos lo que somos a través de la expresión facial: la sonrisa, el brillo de los ojos. Todo lo que pueda transmitir el hecho de que nos preocupamos por el otro como persona”.
“Es un gran consuelo tener en sus manos algo que lo vincula a su fe católica, a su comunidad católica. Esto es algo muy importante”, dice. “Desafortunadamente, debido a la situación, no podemos dar la Comunión. Si un paciente está intubado, no puede recibirla. El sacramento de los enfermos juega un papel importante; pero la presencia permanente de algo tangible, un rosario o una cruz, puede brindar un verdadero consuelo”.
El padre McNerney señaló que, al comienzo de la pandemia, a veces era difícil para los capellanes católicos acercarse a pacientes con coronavirus en los hospitales grandes. Pero no ha oído hablar de ningún caso en el que los católicos hayan muerto de COVID-19 sin recibir los últimos sacramentos. "No digo que no haya sucedido. No lo sé. Pero a veces tienes que ser creativo en la forma en que ejerces tu ministerio. Tenemos que estar preparados para lo que yo llamo la «liturgia rápida». Se necesita un poco de inventiva”, dijo.
Las opiniones del padre McNerney se hacen eco del padre Mark Elliott Smith, quien se ofreció como voluntario para ser capellán en el NHS Nightingale, el hospital de campaña de Londres especializado en coronavirus. Cuando se le preguntó si la Iglesia había quedado marginada durante la crisis, respondió: "Aquí, al menos, en absoluto. De hecho, me parece más bien que Nightingale valora la contribución de un capellán".
El padre Smith estuvo de acuerdo con su colega en que todos los seminaristas reciban una capacitación profunda sobre capellanía hospitalaria.
Adaptado de: Catholic News Agency