A través de la Virgen, Dios les dijo a los niños de La Saleta: “Les di seis días para trabajar, yo me reservé el séptimo y no quieren concedérmelo”. Así se nos recuerda el deber de santificar el domingo.
En 1998, el papa Juan Pablo II publicó una carta apostólica recordándonos el significado del domingo cristiano: "Aquellos que han recibido la gracia de creer en el Señor resucitado solo pueden percibir el significado de este día semanal con una emoción vibrante, que hizo que san Jerónimo dijera: ‘El domingo es el día de la Resurrección, el día de los cristianos, nuestro día’...
Si desde el comienzo de mi pontificado no me he cansado de repetir: "¡No tengan miedo! ¡Abran las puertas a Cristo!”, hoy me gustaría invitarlos a todos a insistir en redescubrir el domingo: ¡no tengan miedo de dar su tiempo a Cristo! Sí, abramos nuestro tiempo a Cristo para que Él pueda iluminarlo y guiarlo”.
(Dies Domini, 31 de mayo de 1998, 2, 4, 7).
Fuente: Le Capitaine Darreberg (El capitán Darreberg) por H. Perrin; Asociación de Peregrinos de La Salette, 6ª edición, 1973.