Unas manos que acarician la roca de la Gruta, peregrinos que llenan sus botellas con agua del manantial o colocan una vela. Captados con gran discreción, estos testimonios de fe traídos a la pantalla en un documental titulado simplemente "Lourdes" sacudieron a más de 200,000 espectadores.
Esta película que “clama a Dios”, como la define el hermano Franck Dubois, predicador de la peregrinación del Rosario de este mes de octubre de 2019, ofrece una inmersión en el corazón de lo que comúnmente se llama piedad popular: esas expresiones de fe que se traducen en formas tan variadas como las peregrinaciones, el rezo del Rosario, la participación en procesiones, la veneración de las reliquias. Lejos de desaparecer, esta piedad popular, que constituye, según el papa Francisco retomando las palabras de un obispo italiano, el "sistema inmunológico de la Iglesia", muestra signos de renovación, incluso en Francia.
Prueba de ello es el éxito entre la gente de las festividades en torno a san Juan en Porto Vecchio, al sur de Córcega; o de la Procesión del Santo Tocado —venerado como uno de los paños mortuorios con que habrían envuelto la cabeza de Cristo— en las calles de Cahors (al sur de Francia) en abril de 2019, la primera desde 1940, cuyo éxito casi sorprendió al obispo del lugar, Mons. Laurent Camiade. “Ellas tocan los corazones de las personas que no conseguimos interesar con otras propuestas demasiado cerebrales”, admitió. Viven cerca de algo que pueden ver, casi tocar. “En otras partes de Francia, los pequeños santuarios pasados por alto o casi olvidados, retoman su brío, tal como la réplica de la gruta de Lourdes en un barrio popular de Le Havre (al oeste de Francia).