Mi esposo y yo queríamos tener un hijo, pero debido a irregularidades menstruales, pensé que nunca podría concebir un bebé. Estaba muy triste, entonces recordé el Rosario de los Siete Dolores, que todavía sigue sobre mi mesita de noche. Aún no lo había rezado, pero sabía que gracias a este Rosario las parejas podían concebir.
Comencé a orar con todo mi corazón, diciéndole a María que quería ser madre, pero dejándola decidir el momento correcto para ello. Le pedí que me ayudara a aceptar mi prueba con paciencia. Después de tres días de una menstruación ligera y rezando el Rosario muy a menudo, las reglas se detuvieron. No imaginé ni por un minuto que estuviera embarazada. De hecho, ¡ya era la implantación del feto! ¡Descubrí unos días más tarde, en ese mismo mes, que esperaba un hijo!
¡Me acerqué mucho a Dios y a María gracias a este maravilloso regalo que me hicieron de ser madre! Ahora compartiré el Rosario de los Siete Dolores con amigas que han estado tratando de concebir durante meses y con todos aquellos que conozco que intentan acercarse a la Virgen María y a Dios.
Anne-Claire: Boston, Estados Unidos, abril 2019. Adaptado del sitio: Immaculée