En la víspera del Día Mundial del SIDA, estando en Lourdes el 11 de febrero de 2004, recibí este testimonio:
“El Señor me dio dos hijos, uno en 1974 (fallecido en 1994) y el otro en 1977. A la edad de 33 años estaba embarazada de un tercer hijo, pero por varias razones, me negué a este embarazo y aborté en diciembre de 1982, sin darme cuenta de que realmente era un niño. Para mí él no existía. Y como el aborto era permitido...
Diez años después, cuando no lo pensaba en absoluto, el Señor me mostró a este niño en una visión nocturna. ¡Cuál sería mi sorpresa!
Así fue como sucedió: tuve la sensación de elevarme en el aire. Ahí encontré a un niño sereno (¡que se parecía un poco a mi segundo hijo y que me dice que era mi hijo y que se llamaba Camilo!; tenía unos diez años, la edad que habría tenido en la tierra). A su lado, otro niño le preguntó: “¿no estás enojado con ella por lo que te hizo?”. Y Camilo respondió: “No, yo la perdono”.
¡Yo estaba conmocionada! Yo, que no había preguntado nada, me había enterado de pronto de que tenía un hijo, ¡que estaba en el cielo, que se llamaba Camilo y que me había perdonado gratuita y generosamente por haberlo matado!
Gracias, Señor. Gracias, María. ¡Qué gracia tan grande!
Quiero dar testimonio hoy de que un niño es un niño desde la concepción, que un aborto es un infanticidio y que trae mucho sufrimiento a la madre (y quizás al niño). Pero en su bondad, ¡el Señor no se olvida de ninguno de esos pequeños que son felices en el seno del Padre y con María!
Doctor Patrick Theillier, antiguo responsable de la Oficina de Constataciones Médicas del santuario de Lourdes durante 12 años.
Tomado del libro Lourdes, terre de guérisons (Lourdes, tierra de curaciones), pp. 277-278, que el Doctor Theillier acaba de publicar en las ediciones Artège de bolsillo.