El 2 de febrero de 2019, en la festividad de la presentación de Jesús en el Templo, se inauguró en la iglesia de San Juan Bautista de Arras (Pas-de-Calais, Francia), una capilla para niños no nacidos. Se trata de un espacio en el que se instaló un altar dedicado a la Virgen, presidido por una imagen de la Virgen de Guadalupe. Silvia Oprysko es la laica que tuvo la iniciativa, quien después de haber perdido un bebé hace veinte años, no fue sino hasta en 2015 que sintió una verdadera paz durante la consagración de un lugar para niños fallecidos antes de nacer, durante una Misa, en Canadá. De regreso a Arras, convenció a su párroco sobre la conveniencia de un lugar así.
La idea de un lugar de oración por los niños que murieron antes de su nacimiento fue propuesta por san Juan Pablo II en la década de 1980. Pero hasta en 2015 se inaugura en Francia un primer lugar en el santuario de Saint-Baume (diócesis de Fréjus-Toulon, en la gruta donde, según la tradición, santa María Magdalena habría pasado los últimos treinta años de su vida). Allí se instala una peregrinación con meditaciones; los padres pueden colocar una placa con una fecha y el nombre del no nacido.
Del mismo modo, en el santuario de Montligeon (centro de Francia), donde se reza y se pide rezar por los difuntos, era natural dar un lugar especial a estos niños y a sus padres. Así, en 2017, el santuario procuró un camino de consuelo para ayudar a las madres y padres que hubieran perdido a sus hijos antes de nacer, a darle voz a su sufrimiento, a reconocer su dolor para poder finalmente seguir adelante.
En París, se les dedica un altar de consuelo en la iglesia de Nuestra Señora-de-la-Cruz y otra en la basílica de Nuestra Señora de las Victorias. Más de doscientos bebés ya han sido "presentados" al Señor en estos altares de consolación.