Cuando la diócesis de París (Francia) organizó, a principios de junio de 2018, una peregrinación a Lourdes, Caminos de fraternidad, aproximadamente quince personas que se dedicaban a la prostitución, alojadas en la casa Santa Rita de París, se unieron a la peregrinación.
Estas personas (en su mayoría mujeres) "trabajaban" o "trabajaron" en los barrios "más activos" de la prostitución... Eran transexuales de América del Sur, nigerianas víctimas de la trata de personas, mujeres de origen francés en situación de prostitución desde hacía años... Vienen de diversos contextos y muchas de ellas viven marginadas, porque ciertamente la prostitución conlleva la soledad.
En el camino de regreso, muchas de estas mujeres dieron testimonio de la transformación interior que habían experimentado. "Para mí el mejor momento fue la piscina", dice Eliana. "Sentí una emoción que no puedo describir y después, una gran paz. Me sentí limpia de mi suciedad y liberada del peso que llevaba sobre mis hombros”. Eliza explicó que se confesó por primera vez desde que era niña. "Estoy feliz y me siento en paz", declaró.