Una mística inglesa, Julián de Norwich, dijo estas palabras que me gustan mucho: “vea con cuánta cortesía trata Dios a su criatura." La Virgen María pudo haber dicho que no, entonces algo diferente habría sucedido. Pero Dios supo desde la eternidad que Ella diría que sí, un sí totalmente libre.
Con nosotros, Dios usa esta misma cortesía; no insiste; nunca se impone. Propone una u otra cosa. Uno puede decir que no. Si no es una falta, no caerá en pecado mortal, permanecerá en estado de gracia, pero se verá privado de una aventura que hubiera sido maravillosa.
Esto es lo que nos pasa constantemente. Este será uno de los dolores del Purgatorio si, un día, Dios nos permite entrar en él: haber pasado al lado de muchas de estas invitaciones de la gracia divina, suave como la brisa que Elías escuchó pasar sobre la montaña cuando Dios llega.
Cardenal Charles Journet ; Entretiens sur Marie - Éditions Parole et Silence 2001