Es obvio que María está en el corazón mismo del misticismo cristiano. Ella es la Madre de nuestra contemplación porque es la Madre de Jesús en nosotros. Dios, en esta obra sublime, actúa en silencio, sin el ruido de las palabras. El ángel encuentra a María sola, en oración, con la puerta cerrada, en secreto.
Es en el silencio virginal y en la soledad de la humilde oración de María que la Palabra divina desciende sobre nuestra tierra, tan silenciosamente como el rocío en la noche. Sin la soledad y el silencio de la Virgen, ¡qué desierto hubiera sido nuestro universo!
Al no encontrar en Ella ningún obstáculo a la palabra de su amor, Dios la inunda con la plenitud de su bondad. La Palabra viene a la tierra a través de la oración silenciosa y oculta de María, y se extiende por todo el universo, tal como la recibimos de los apóstoles que la recibieron de Ella.
Thomas Merton (1915-1968): Monje cisterciense-trapense americano. Convertido al catolicismo en 1938. Es conocido como escritor espiritual, poeta y militante social.