El cardenal Cerveteri, arzobispo de Lisboa (Portugal), dijo: "Fátima es la continuación o, mejor dicho, la conclusión de Paray-le-Monial (Francia): Fátima une estos dos corazones, que Dios mismo ha unido en la obra de la Redención".
Ya que Jesús y María nos redimieron a un gran precio, ¿cómo podemos no arrepentirnos de nuestros pecados y reparar por tantas ofensas? Por eso la devoción al Sagrado Corazón, como Cristo le pidió a María Margarita en Paray-le-Monial en el siglo XVII, y la del Inmaculado Corazón de María, en Fátima, en el siglo XX, tienen ambas carácter de reparación. (...)
El amor entre Jesús y María, y para cada uno de nosotros, es tal, que quieren hacer su hogar en nuestro corazón, que nuestro corazón se convierta en el suyo, ardiendo de amor a Dios y a nuestros hermanos. Solo podemos amar a Jesús a través del Inmaculado Corazón de María.
Michèle Reboul: Extracto de L’Immaculée Conception, clé de voûte de la Création, Éditions Via Romana, p. 517 (traducido del francés).