Monseñor José Luis Mumbiela Sierra, obispo de la diócesis de la Santísima Trinidad en Almaty (Kazajstán), visitó Roma a principios de 2019, llevando consigo una pintura que había mandado hacer para conmemorar un evento histórico, la cual ofreció al Papa:
"Dicha pintura representa un momento especial en la historia de una parte de la población católica de Kazajstán, ubicada en una ciudad en el norte del país poblada por polacos deportados aquí entre 1935 y 1936”. Era 1941 y la hambruna se desató en la pequeña ciudad: "La temperatura era de alrededor de -40 a -50 ° C y había 2 metros de nieve... ¡Imagínense alimentarse en tales circunstancias!”, explica el obispo Sierra.
En medio de esta situación, “los valientes polacos se vuelven a María y le piden un milagro por su intercesión. Y he aquí que, el 25 de marzo de 1941, la nieve comienza a fundirse y forma un lago, ¡donde aparecen peces! Gracias a estos peces, muchas personas sobrevivieron, junto con otras más de los pueblos vecinos”.
"En el centenario de la Virgen de Fátima, volvió a ocurrir lo mismo", relata. "No podemos decir con certeza que este hecho sea un milagro de la Virgen, pero en todo caso, el corazón de los creyentes ve en él la mano materna de la Virgen, quien intercede por sus hijos".
"Nunca antes se había tenido una imagen especial para conmemorar este acontecimiento histórico, por lo que encargué una pintura para representarla. No es María misma quien da el pez, sino el Niño Jesús en los brazos de la Virgen, quien le da el pez a su Madre y luego su Madre tira el pez a las redes, que son nuestras oraciones arrojadas al lago de la misericordia”.
Fuente: Vatican News