Los santuarios son lugares "donde uno se siente como en casa", donde se experimenta "la hospitalidad que ensancha el corazón para el encuentro con Dios y con los hermanos", afirmó el cardenal Beniamino Stella durante la Misa del 8 de diciembre de 2018, solemnidad de la Inmaculada Concepción, en el Santuario Mariano de la Santa Casa de Loreto, la Casa de María en Nazaret.
El prefecto de la Congregación para el Clero señaló que los santuarios eran "pequeños oasis en los que, a través de la oración, el silencio, la devoción a María y la celebración de los sacramentos —especialmente la reconciliación— podemos vivir la alegría del encuentro con el Señor y aprender las virtudes del amor, de la hospitalidad, del perdón y la fraternidad, que purifican e iluminan nuestras relaciones y las situaciones cotidianas de nuestras vidas".
El santuario es un lugar familiar, continuó: "Estar en casa no significa solo estar bajo un techo y entre cuatro paredes; para nosotros, esta palabra evoca a la familia, la calidez del amor, la posibilidad de compartir una comida y las cosas del día, el diálogo, la posibilidad de ser nosotros mismos y de ser bienvenidos y amados como somos. El santuario es ‘la casa de la misericordia’", concluyó el cardenal.