El 8 de diciembre 2018, en la festividad de la Inmaculada Concepción, tuvo lugar en Lourdes el cuarto «Homenaje floral a la Inmaculada», organizado por Familia Nuestra Señora de Lourdes.
El padre Andrés Cabes, rector de los santuarios, recordó que María quiso aparecerse aquí con dos rosas amarillas —el mismo color de su rosario—, una en cada pie... “Ella quiere de esta manera enseñarnos que el rosario hace florecer al mundo con nuestra oración unida a la suya... Estas flores nos enseñan que ahora tenemos que convertirnos en ese macetero de flores, en nuevo paraíso para el mundo”.
Una "cadena mundial de oración a la Inmaculada" se había organizado ese mismo día y había unido a través de la oración y del pensamiento a miles de devotos de María en los cinco continentes: personas, familias, parroquias, catedrales, santuarios y basílicas.
En 1965, tres años antes de su muerte, el Padre Pío le pidió a una de sus hijas espirituales que el 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, colocara en su nombre y en el de los enfermos de la Casa para el Alivio del Sufrimiento de San Giovanni Rotondo (Italia), una corona de flores a los pies de la estatua de la Inmaculada en la Plaza España de Roma.
Retomando la petición de su santo fundador, los grupos de oración del Padre Pío de París adoptaron la iniciativa el 8 de diciembre de 2015 (50 años después de la petición original) y nuevamente al año siguiente, para colocar una ofrenda floral a los pies de la estatua de la Virgen de la Gruta de Lourdes, en el mismo lugar donde, el 25 de marzo de 1858, la Virgen reveló su nombre a Bernadette: “Soy la Inmaculada Concepción”.