Este año 2019 se celebran los 500 años del descubrimiento de la estatua de Nuestra Señora de Arcachon (Gironde, Francia), en 1519. Esta es su hermosa historia.
El Santuario de Nuestra Señora de Arcachon fue fundado por un franciscano, el hermano Thomas Illyricus. Este buen religioso nació en Iliria (actual Albania) en la costa del Adriático, de ahí su nombre de Ilírico.
Llegó a Francia donde, desde 1516 hasta 1522, realizó giras apostólicas, predicando con ardor y vivaz elocuencia. Para descansar de sus labores y de las pruebas que lo habían abrumado, el Beato se retiró durante varios años a la soledad del bosque de La Teste, en Les Landes (suroeste de Francia).
Un día, cuando estaba en la playa, vio dos barcos atrapados en medio de una furiosa tormenta y a punto de chocar contra los rompeolas. El solitario piadoso se arrodilló, trazó en la arena la señal de la cruz e invocó a Dios pidiendo por los desafortunados marineros.
Su oración fue correspondida: el mar se calmó y los dos barcos pudieron regresar a mar abierto. ¡Todos se salvaron! El siervo de Dios todavía estaba en la orilla, bendiciendo al cielo por la gracia obtenida, cuando vio una estatua de la Santísima Virgen que las olas acababan de depositar a sus pies. El hermano Thomas la recibió como un regalo del cielo y levantó una modesta capilla de madera, donde la colocó con amor y respeto. Era la estatua de la Virgen que aún hoy se venera.
Esta es la historia del origen del santuario de Nuestra Señora de Arcachon, cuna de la futura ciudad de Arcachon. El 16 de enero de 1624, la capilla de Thomas Illyricus fue derribada por una tormenta. Una segunda capilla quedó enterrada bajo la arena en 1721. Finalmente, una tercera fue erigida en 1722. Esa es la capilla actual, llamada “Capilla de los Marineros”, hacia la que se dirigían peregrinaciones desde todas partes y alrededor de la cual surgió la ciudad de Arcachon.
Adaptado de: Bordeaux