Aunque los llamados rosarios de "lucha" fueron distribuidos originalmente por el ejército de los Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial, aún encuentran eco entre aquellos que, a petición del papa Francisco, participan en la lucha espiritual.
“Los clientes vienen específicamente a nosotros para adquirir un rosario de lucha. No buscan un rosario clásico, sino una ayuda fuerte y efectiva”, dice Pauline Alves, gerente de la tienda en línea de “El Palacio del Rosario” en Lourdes. Adornado con una medalla milagrosa, una medalla que representa a san Miguel (o san Benito, según los modelos) y la Cruz del Perdón consagrada por el papa san Pío X, el rosario de lucha ayuda a rezar para combatir el mal y para liberarse de las adicciones. La Santísima Virgen de la calle del Bac está representada aplastando a una serpiente, símbolo del pecado. En cuanto a san Miguel, líder de la milicia celestial, se lo representa en la medalla como un guerrero que aniquila al mal y en el reverso como un ángel guardián.
“No debemos ser ingenuos, el diablo existe y debemos combatirlo”, declaró el papa Francisco el 30 de octubre de 2014 en una homilía sobre la epístola de san Pablo a los efesios, que hizo mucho ruido. Según el Santo Padre, el combate espiritual es necesario en la vida de cada cristiano y esto contra tres enemigos: “el demonio, el mundo y la carne”. Para “avanzar en la vida espiritual —agregó— debemos luchar. No es solo una pelea, no, es una pelea continua". Por lo tanto, un rosario de lucha puede ser útil y efectivo para la salvación del alma.
Adaptado de: Aleteia