El año pasado, nuestra conferencia episcopal tomó la iniciativa de organizar un Año del Rosario. Todos los obispos de Holanda, incluidos mis dos obispos auxiliares, participaron: fuimos a rezar el Rosario con los fieles a diversos lugares de nuestras diócesis, antes o después de la Misa, en el marco de una adoración eucarística o de otra manera.
Yo lo hice, por ejemplo, en la basílica de la Santa Cruz de Raalte, que es una iglesia enorme, extraordinariamente bella, casi una catedral. El Rosario se programó para las 18:30, seguido de la Misa de Todos los Santos a las 19:00. Me dije a mí mismo, “para una Misa tan solemne en Holanda, que durante mucho tiempo se había pospuesto al domingo más cercano y que ahora había sido devuelta a su fecha exacta en un día de la semana, ¿cuántos fieles vendrán?”. En verdad, no estuvo nada mal. Y lo que realmente me sorprendió, e incluso me complació, es que a las 18:30, la mayoría de los fieles ya había llegado y rezado el Rosario... Era un grupo grande. Esto demuestra que la oración del Rosario todavía está viva en Holanda.
En nuestra revista diocesana, escribí: “¿No sabes cómo orar? Entonces, toma tu rosario. Es una oración muy simple. Todos pueden aprenderla (porque, seamos honestos, los católicos holandeses no todos conocen el padrenuestro y el avemaría, aunque muchos los recuerden). Pero también es una oración profunda y meditativa. Cuando rezamos el Rosario completo en todos sus misterios, (...) en verdad, observamos la vida de Jesús, la contemplamos, la consideramos con los ojos de María, lo cual le da un gran valor agregado a esta meditación sobre la vida de Jesús: con sus propios ojos, con su ayuda e intercesión.
Cardenal Willem Eijk, obispo católico holandés, arzobispo de Utrecht a partir de 2007 y cardenal desde 2012. Entrevista del 15 de mayo de 2019 sobre la crisis de la Iglesia.