El Vaticano ha decidido que Líbano, que le ha dado tres grandes santos y un beato a la Iglesia, iba a formar parte de la lista de destinos oficiales de peregrinación católica en el año 2019. La evolución de la situación política en el país y la estabilización de sus instituciones parecen haber favorecido tal decisión.
Líbano, cuyo suelo fue pisado por Jesús, tiene muchos monasterios cristianos (especialmente, y no solo, en el «Valle de los Santos» Qadisha), además de muchos santuarios dedicados a la Virgen María, entre ellos, el de Nuestra Señora del Líbano en Harissa con vistas a Junieh, a 20 km al norte de Beirut.
Nuestra Señora de Bechouate (Bechwat), en la llanura de Bekaa, también atrae a multitudes de creyentes, cristianos y musulmanes. La aldea maronita pasó a ser un importante centro de peregrinación después de 2004 cuando la Virgen se apareció a un niño musulmán sunita de nacionalidad jordana, Mohammad al Hawadi. Desde entonces, cristianos y musulmanes vienen a orar a esta pequeña iglesia. Entre 2004 y 2006, un millón de peregrinos acudió al santuario.
Líbano también es querido por los Papas: en los últimos cincuenta años tres de ellos han visitado o atravesado la «tierra de los cedros». El primero fue Pablo VI, que hizo una escala en Beirut el 2 de diciembre de 1964, de camino a Bombay. Juan Pablo II vino dos veces en 1979 y 1997, Benedicto XVI visitó Líbano en septiembre de 2012 para entregar su Exhortación Apostólica para la Asamblea especial Oriente del Sínodo de los Obispos para el Medio.