De acuerdo con el testimonio de Bernardo Martínez, humilde campesino del pueblo de Cuapa, Nicaragua, las apariciones de la Virgen comenzaron el 8 de mayo de 1980.
Él decidió ir a pescar al río y, cuando regresaba, se detuvo bajo un árbol para rezar. Hacia las tres de la tarde, vio de repente un relámpago y enseguida «una hermosa señora, descalza, vestida de blanco, cinturón azul y túnica color crema pálido con bordados de oro en los extremos, de cuyas manos brotaban rayos de luz más fuertes que el sol (...)». Le pregunté de dónde venía y Ella respondió:
—Vengo del cielo. Yo soy la madre de Jesús...
— ¿Qué desea?
— Quiero que reces el rosario todos los días... No solo en mayo. Quiero que lo recen continuamente en familia y que le des este mensaje a toda la gente.
La Iglesia Católica de Nicaragua aprobó las apariciones (con el aval del obispo Pablo Antonio Vega el 13 de noviembre de 1982).
Después de la primera aparición hubo otras: el 16 de mayo de 1980, la Virgen anima a Bernardo a que comunique sus mensajes: «No tengas miedo. Yo te ayudaré, pero díselo al sacerdote». El 8 de septiembre, la Virgen se presenta como una niña pequeña: «Vi a una niña pequeña, ¡muy hermosa! Todo en ella irradiaba luz. Se parecía a Nuestra Señora, pero era una niña pequeña». En esta aparición, la Virgen María pide «la restauración del templo vivo que somos» y hace hincapié en la construcción de la paz: «Ámense unos a otros. Perdónense, hagan la paz; no la pidan solamente, háganla».
El 13 de octubre de 1980 tuvo lugar la última aparición de María a Bernardo. Pocos años después, en Nicaragua se construyó el santuario de la Santa Virgen de Cuapa, en el lugar de las apariciones.
El equipo de Marie de Nazareth