Puede parecer extraño que una oración tan sencilla como el Rosario esté particularmente asociada a los dominicos. A los dominicos rara vez se les considera personas simples. Tenemos la reputación de escribir obras teológicas largas y complejas. Sin embargo, luchamos por conservar el Rosario. Él es nuestra herencia santa. (...)
Pero, ¿por qué esta sencilla oración es tan querida por los dominicos? Quizás porque en el corazón de nuestra tradición teológica reside una aspiración a la simplicidad. Santo Tomás de Aquino dijo que no podemos comprender a Dios porque Dios es perfectamente simple. (...) Hay una falsa simplicidad, de la que debemos deshacernos. Es la simplificación de aquellos que siempre tienen una respuesta fácil para todo, que saben todo de antemano. Son demasiado perezosos o incapaces de pensar.
Existe una simplicidad verdadera, la del corazón, la simplicidad de las miradas transparentes. Y solo podemos llegar a ella lentamente, con la gracia de Dios, acercándonos a la cegadora simplicidad de Dios. El Rosario es simple, muy simple. Lleno de la sabia y profunda simplicidad a la que aspiramos, y en la que encontraremos la paz.
Hermano Timothy Radcliffe, o.p.
« Prier le Rosaire », Conférence donnée à Lourdes, octobre 1998