Córcega (Francia) está dedicada a la Virgen María y numerosas iglesias y capillas también están dedicadas a Nuestra Señora. Entre ellas se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de Pancheraccia, en la parte oriental de la isla, cuyo santuario domina el mar y es visible a la distancia.
En este remoto lugar, la Virgen María se apareció en el siglo XVIII a un niño extraviado y sediento. La Virgen le hizo cavar la tierra de la que brotó un manantial y le pidió que se construyera una capilla ahí. La fuente resultó ser milagrosa y Nuestra Señora de Pancheraccia se convirtió, según la opinión de muchos, en una "Lourdes de Córcega". Los peregrinos son cada vez más numerosos. La principal peregrinación anual se lleva a cabo cada 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de María.
Historia de la aparición: "En el siglo XVIII, un niño de entre 12 y 14 años había ido a un pequeño bosque cerca del pueblo de Pancheraccia. Como se había extraviado y las horas pasaban, comenzó a llorar. De pronto, la Santísima Virgen se le apareció y le preguntó por qué lloraba. El niño contestó: ‘estoy perdido y tengo sed’. Al oír estas palabras, la Virgen abrió un pequeño hueco en el suelo del que brotó una fuente de agua y le dijo: ‘bebe y dile a la gente del pueblo que construya una capilla aquí’. 'Sí —dijo el niño—, pero la gente no me va a creer'. Y la Santísima Virgen le respondió: 'Como prueba, lleva este signo indeleble de la cruz en tu mano y, dentro de un año, ya no estarás más en este mundo’.
Los hechos confirmaron esta profecía. El pueblo de Pancheraccia contaba solo con 200 almas. Pero todos se pusieron a trabajar: limpiaron los matorrales, nivelaron la roca y construyeron la capilla para la Virgen de Pancheraccia. Hacia 1850, la antigua estatua fue reemplazada por otra de mármol blanco: es la que veneramos hoy. Presenta a la Santísima Virgen de pie, llevando en su brazo izquierdo al niño Jesús que sostiene al mundo en sus manos."