Sacerdotes y fieles, fueron sorprendidos de no ver la estatua de la Virgen María en ciertas iglesias, poco numerosas por cierto. Esta ausencia no favorece la devoción hacia la Madre de Dios, y la Madre de los hombres.
Me permito, también, insistir por que en cada lugar de culto, una estatua de la Santísima Virgen sea regalada a la piedad del pueblo de Dios según una antigua tradición de la Iglesia latina.
Sabemos que la Iglesia ortodoxa venera la imagen de la Virgen María y que hermanos protestantes la honran en su templo. Deseo también, que en todas las iglesias, la estatua de la Santísima Virgen sea dignamente venerada con flores, sobre todo en los meses de mayo y octubre. Dios nos da a Jesús siempre por María: rezarle es acercarse a su Hijo.
Monseñor Alexandre Renard, Cardinal – Arzobispo de Lyon (Francia) de1967 à 1981
En Revue du Rosaire, oct. nov. 1968