Una noche de verano en 1859, a Arnaud-Guilhem (Haute-Garonne, Francia), cuatro niñas de 8 y 9 años vieron a la vuelta del bosque Picheloup, una niña de 4 o 5 años llorando, sentada sobre el tronco de un roble. Pensaron al principio que estaba llorando porque estaba perdida, cuando las niñas le preguntaron su nombre, ella respondió "María del Cielo". Al principio, bajo la apariencia de una niña, la Virgen María apareció a las cuatro niñas todas las noches, luego; regularmente durante más de un año, hasta que ellas ingresaron en el convento.
Varios milagros fueron reconocidos por algunos y por el propio párroco de Arnaud-Guilhem. Las apariciones de Nuestra Señora de Arnaud-Guilhem fueron numerosas y las mejor documentadas de todas; pero, contrariamente a la de Lourdes o a las de Fátima, fueron ignoradas por el clero ya que la Virgen María había exigido que construyeran una capilla en Picheloup.
Quince años más tarde, el Papa Pío IX dio su acuerdo, encargó la construcción al arzobispo de Toulouse, pero éste enterró el asunto. Sin embargo, la devoción nunca se ha extinguido, y durante 160 años siempre ha habido alguien para mantener encendida la antorcha.
Hoy, la Asociación de Amigos de N.S. de Picheloup continúa haciendo vivir este lugar. "Todos los que quieran participar son bienvenidos", dijo Marie-Claude Gilard, coordinadora de la asociación, « nuestro objetivo es finalmente construir la capilla que la Virgen pidió… »
Tomado del diario: La Dépêche du Midi