Durante la Primera Guerra Mundial, Marruecos estaba bajo protectorado francés y los franceses que vivían ahí eran en su mayoría cristianos. Durante los años de la guerra no se podía atravesar el Mediterráneo ya que los submarinos alemanes destruían los barcos, haciendo imposible entre otras cosas, los peregrinajes de Marruecos a Lourdes.
Se construyó, entonces, al exterior de Casablanca (capital económica de Marruecos) un santuario bautizado Nuestra Señora de Lourdes, con una gruta idéntica a la de Lourdes en los Pirineos franceses. Fue así como las madres de los soldados en las trincheras encontraron un lugar para confiarse a María.
En esos mismos años, los padres franciscanos construyeron ahí una iglesia subterránea sobre la cual sería erigida, más tarde, una gran iglesia. Las obras comenzaron en 1952 y se terminaron en 1958. La independencia llegará un poco más tarde. La parroquia conoce una gran vitalidad entre 1950 y 1960. A partir de los años 70 y con la nacionalización de las empresas y de la tierra, la iglesia se vaciará pues los extranjeros empiezan a dejar Marruecos.
La presencia de los franciscanos va a disminuir progresivamente, pero en los años 2000, con la llegada del primer sacerdote africano coincide la afluencia de estudiantes subsaharianos que frecuentan la parroquia y darán un nuevo aliento a esta comunidad católica.