Antes de ingresar al convento, una joven fue a ver al cura de Ars (Francia) para hecer una confesión general. Durante la confesión, el santo sacerdote le dijo:
- Debes recordar un baile al que asististe hace poco tiempo. En este baile, conociste a un joven encantador, de modales distinguidos, desconocido de todos y que todas las bailarinas se disputaban.
- ¡Sí, lo recuerdo!
- A ti te hubiera gustado que te invitara a bailar, pero él nunca lo hizo y prefirió a las demás, lo cual te puso celosa.
- De hecho, padre...
- Y probablemente recuerdes que cuando se fue, viste bajo sus pies dos llamas azules, que tomaste como un espejismo...
- Así es, padre.
- Bueno, hija mía, pues este joven era un demonio. ¿Y sabes por qué no te invitó a bailar? Por el escapulario que llevabas contigo y que por devoción a María has guardado como protección.
Según: Le chapelet des enfants