“La Iglesia es femenina” y “es madre” y cuando le falta este rasgo se convierte “en una asociación de beneficencia o en un equipo de fútbol”. Cuando “la Iglesia es masculina”, se convierte, tristemente, “en una Iglesia de solterones”, “incapaces de amor, incapaces de fecundidad”. Es lo que declaró el Papa Francisco en su homilía del 21 de mayo del 2018 en memoria de la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia reconocida como tal por medio del decreto Ecclesia Mater del 3 de marzo de 2018.
La Virgen está siempre presente como Madre de Jesús en los Evangelios, explicó el Papa. Su carácter maternal es más importante que el de esposa o viuda. Es lo que los padres de la Iglesia comprendieron. Solo una Iglesia femenina podrá tener una actitud de fecundidad según las intenciones de Dios que quiso nacer de una mujer para enseñarnos este camino de mujer.
“Una Iglesia que es madre va por el camino de la ternura. Conoce el lenguaje de tanta sabiduría de las caricias, del silencio, de la mirada que sabe de compasión, que sabe de silencio. Y, asimismo, un alma, una persona que vive esta pertenencia a la Iglesia, sabiendo que también es madre debe ir por el mismo camino: convertirse en una persona dócil, tierna, sonriente y llena de amor”.