19 julio – Francia, París, 19 julio 1830: 1a Aparición de la Virgen a Santa Catalina Labouré 1830

Mirando a la Santísima Virgen, no hice más que acercarme a Ella

Al lado de la tribuna, cerca del cuadro de San José, escuché un ruido, como o el crujir de un vestido de seda que se detenía en las gradas del altar junto al Evangelio, en una silla parecida a la de Santa Ana. Pero no era Santa Ana quien estaba en la silla sino la Santísima Virgen. Yo dudaba que fuera la Santísima Virgen; pero, el niño que estaba ahí me dijo: “He aquí la Santísima Virgen.” (…)

Entonces, al ver a la Santísima Virgen no hice más que acercarme a ella, de rodillas sobre las gradas del altar, las manos apoyadas sobre sus rodillas. Así estuve un momento, el más dulce de mi vida. Me es imposible decir lo que sentí. Ella me dijo cómo debía yo comportarme con mi director, la manera de comportarme frente a mis penas, y muchas otras cosas que no debo decir…

Le pregunté cuál era el significado de todas las cosas que había visto. Ella me explicó todo:

Hija, Dios te quiere encargar una misión (…) Serás atormentada, hasta que se lo hayas dicho a tu guía espiritual. Serás contradicha, pero tendrás la gracia. Di todo con confianza y sencillez. No tengas miedo. Verás ciertas cosas, informa lo que verás y oirás. Serás inspirada durante tus oraciones, infórmalo. Los tiempos serán malos, las desgracias vendrán sobre Francia. El trono será derrocado. El mundo entero será abatido por todo tipo de desgracias.

La Santísima Virgen parecía muy acongojada cuando me decía todo esto.

Sor Catalina Labouré, religiosa de San Vicente de Paul, en París

Extracto de su testimonio sobre la apariciones de María en la Rue du Bac

Dado a su director espiritual en París en 1830

Suscribirse es fácil (y también darse de baja).
No lo dudes: suscríbete hoy. ¡Es gratuito!