Federico Yap es un filipino que se mudó a Estados Unidos en 1987, se casó y es padre de dos niños. Es policía del condado de Fairfax, en Virginia (Estados Unidos). Él establece el vínculo entre las oraciones que dirigió a la Virgen y las personas que pudo salvar en el curso de su trabajo.
Una noche buscando un lugar donde redactar sus informes se instaló en el estacionamiento de la iglesia Santo Tomás (en Virginia) donde se tropieza con una estatua de la Virgen. Este hombre poco practicante se pone a rezar: “Hice una pequeña oración a la Virgen que se ha convertido en una costumbre” cuenta al Catholic Herald, el que es ahora, un enamorado del rosario.
Para el policía no hay duda. María lo acompaña en su servicio. Recuerda en particular a tres mujeres a las que pudo salvar en caso extremo. En cada ocasión había rezado antes. En su uniforme, hay tres barras, una por cada mujer salvada.
En su bolso, lleva rosarios para rezar cuando tiene un momento libre durante su servicio, o para distribuir a su alrededor. El policía también ha restaurado tres estatuas de la Virgen. Tres. Un número importante para él. Su confianza en la Virgen es completa. Que llueva o truene, él sabe que Ella le ayudará a tomar las mejores decisiones.