Algunos años, apenas, después de la muerte y resurrección de Jesús, en el año 40 tuvo lugar la primera aparición mariana. La Virgen María apareció a uno de los apóstoles, Santiago el Mayor, hermano de San Juan, en Zaragoza, España. Esta aparición es conocida como Nuestra Señora del Pilar.
En los primeros días de la era cristiana, Santiago había partido a evangelizar la provincia romana de Hispania, la futura España. Encontró numerosos obstáculos y conoció un gran periodo de desánimo.
Una noche, mientras rezaba en las orillas del rio Ebro, fue rodeado súbitamente por una luz intensa y tuvo una visión: la Virgen María, de pie sobre una columna de jaspe.
La Virgen se dirigió a él con palabras de ánimo asegurándole que su apostolado daría frutos. Le pidió que una iglesia fuese construida ahí donde ella se había aparecido pues retirándose dejó la columna de jaspe así como una estatua de ella que llevaba el niño Jesús en sus brazos. La Virgen en aquélla época vivía en Jerusalén y se encontró en dos lugares diferentes simultáneamente: hubo bilocación.
Santiago hizo construir una capilla en el lugar designado por la Virgen. Actualmente se ha convertido en una basílica conocida bajo el nombre de Nuestra Señora del Pilar y se sitúa precisamente en el lugar donde la Virgen se apareció hace aproximadamente 2000 años.
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