Si hay una unidad profunda en todas las Escrituras, entonces hay un punto de partida y un término, ya que el Espíritu Santo quiso revelarnos el misterio de Dios a través de una historia. Pero, ¿quién es el que completa toda la Escritura? Es san Juan, son los escritos joánicos. Toda la revelación canónica termina con los escritos joánicos. Por eso mismo, debemos leer a la luz de san Juan todas las Escrituras y entender toda la Revelación. (...)
Pero, ¿por qué el Espíritu Santo eligió a san Juan para darnos los últimos secretos? Porque Juan es el discípulo amado. (...) Pero Juan es también el que recibió a María, esto también es muy importante. La Palabra de Dios es, de hecho, una palabra viva vinculada a la "tierra buena", por tanto, a la Tradición; y el primer momento de la Tradición es el corazón de María.
María es la tradición cristiana en su origen. Por tanto, era necesario que quien finalmente nos iba a dar el misterio de la Palabra de Dios, fuera el mismo que estaba íntimamente ligado al misterio de la "tierra buena". Así, Juan está ligado al corazón de Cristo y unido a María; unido a ella porque la recibió en el momento en que María estaba presente, cerca de Jesús, mientras vivía el misterio de la Cruz.
Padre Marie Dominique Philippe (1912-2006), fundador de la Comunidad de San Juan.
Extraits de Suivre l’Agneau, Editions Saint Paul - 2005 p. 48 à 56