El Adviento abre el telón del nuevo año litúrgico. Preside a su manera el advenimiento de un ciclo en el cual la Pascua es el núcleo vivificante. También dirige nuestra mirada y atención hacia ese lugar en donde se realiza el misterio de nuestra Salvación, haciéndonos entrar en la preparación final de su realización.
La liturgia de Adviento nos hace escuchar los anuncios directos de la venida del Mesías a través de tres figuras: Isaías, Juan el Bautista y María. Isaías porque es el cantor de la esperanza y de la alegría mesiánica; Juan el Bautista porque es quien señala al Mesías; y la Virgen María porque es en ella en quien el Mesías tomó carne en este mundo, de la que el profeta Isaías proclamó: "Y la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y se llamará Emmanuel" (Isaías 7, 14).