Cárquere es un pueblo de Portugal, no lejos del río Duero, cerca de Resende. Cada año, el 4° domingo de mayo, se celebra ahí a Santa María de Cárquere. Según la tradición, Nuestra Señora de Cárquere está ligada a la curación milagrosa del príncipe Alfonso-Henriques, destinado a ser el primer rey de Portugal. Había nacido con las piernas paralizadas de las rodillas para abajo.
Su preceptor, el caballero Egas de Monis, rezaba mucho a la Virgen María, pidiéndole por la curación de las piernas del príncipe que tenía cuatro años. Una noche de 1109 o 1113, Nuestra Señora se le apareció a Egas de Monis: “Yo soy la Virgen María” Le ordenó que fuera a las colinas vecinas arriba del río Duero indicándole un lugar preciso: Ahí, encontrarás una capilla edificada en mi honor con anterioridad. Pondrás al niño sobre el altar, será curado. Mi Hijo quiere, a través de este príncipe, destruir a muchos enemigos de la fe.
Egas de Monis obedeció. Descubrió una pequeña estatua en las ruinas de la capilla: esa estatua es llamada Nuestra Señora de Cárquere. Llevó al joven príncipe y lo colocó sobre el altar de la iglesia, situado en medio de las ruinas, y el príncipe fue curado, tal como la Virgen María lo había prometido. La antigua capilla de Cárquere se volvió célebre en todo Portugal.
Hoy día, se han encontrado vestigios del altar y de la iglesia de la época románica. Durante el siglo XIX, la secularización de la sociedad llevó a un estado de gran deterioro a una gran parte de esta herencia religiosa. Pero en el siglo XX, Cárquere volvió a ser uno de los pilares de la herencia cristiana portuguesa.
Paulette Leblanc