La devoción mariana de San Pedro Chanel (francés), venia de su madre Marie-Anne, que lo había consagrado a María desde antes de su nacimiento. Bautizado el 16 de julio día de Nuestra Señora del Monte Carmelo, festejaba cada año este aniversario. Su divisa era “Amar a María y hacerla amar”.
(…) “Amar a María” con la finalidad de introducirla en nuestro corazón y así permitir al Espíritu Santo encontrar un terreno favorable para que crezca en nosotros la vida de Jesús. Este amor de María es ¡la fuente de nuestra vida con Cristo! “Hacer amar a María”: es la cumbre de nuestra vida de discípulo de Jesús porque se trata de ser misionero, es decir cristianos vivos y ¡no discípulos de salón!
Frecuentemente, nos gustaría ver el fruto de esta vida con María, muchas veces en la vida diaria tenemos ganas de darnos por vencidos. En esos casos escuchemos a San Pedro Chanel que nos dice “Animo, Dios, que es tan bueno, coronará tus esfuerzos y no tus éxitos”.
Sobre todo recuerda estas palabras: “Dejemos actuar a la Santísima Virgen ella sabrá arreglar todas las cosas” “Toque a la puerta del corazón de María, de él surgirá un propósito misionero”, escribía particularmente San Pedro Chanel al fundador de los maristas que se quejaba de la falta de vocaciones.
Abad Pierre Le Bourgeois
Rector del santuario San Pedro Chanel en Cuet (Ain, Francia)