María fue exenta del sufrimiento común a todas las madres, ya que Ella dio a luz sin dolor y concibió sin corrupción. ¿Cómo comprender esas contrariedades aparentes con el sufrimiento que le predijo el anciano Simeón?
Es aquí que debemos comprender los dos alumbramientos de María: ella dio a luz a Jesucristo, ella dio a luz a los fieles; es decir que ella dio a luz al inocente y a los pecadores.
Ella dio a luz al inocente sin dolor, pero era necesario que diera a luz a los pecadores con dolores y gritos; estaremos convencidos, si consideramos atentamente a qué precio los ha pagado: ¡le ha costado su Hijo único! Ella no puede ser la madre de los cristianos, sino dando a su Bien Amado a la muerte: ¡oh fecundidad dolorosa!
Jacques-Bénigne Bossuet (1627 – 1704)
Oraciones fúnebres; sermones